Comer en familia fortalece los lazos entre todos. Aunque a veces sea difícil, es importante buscar momentos para compartir las comidas.

La nutrición familiar es un aspecto crucial para el bienestar de todos sus miembros. Implica la elección de alimentos y hábitos alimentarios que promuevan una dieta equilibrada y saludable para todos, desde los más jóvenes hasta los más adultos. Una nutrición adecuada en el ámbito familiar no solo beneficia la salud física, sino que también fomenta la cohesión, el aprendizaje y la adopción de hábitos saludables a lo largo de la vida.

Lo que comes puede afectar a tus hijos. Si tienes problemas con la comida o una composición corporal poco saludable, tus hijos podrían verse afectados de manera similar.

La base de una buena nutrición familiar reside en la diversidad y en la moderación. Debes incluir una variedad de alimentos de todos los grupos, como frutas, verduras, proteínas magras, granos enteros y lácteos bajos en grasa. Así, te asegurarás de tener los nutrientes esenciales que necesita tu cuerpo y el de toda tu familia.

En la nutrición familiar, también es crucial abordar la importancia de limitar el consumo de alimentos procesados, ricos en azúcares agregados y grasas saturadas. Fomentar la hidratación adecuada con agua y limitar las bebidas azucaradas es otro aspecto a tener en cuenta


A partir de los dos años, los niños pueden incorporarse a la alimentación adulta. Eso sí, adaptando la cantidad y la proporción, pero los ingredientes serán los mismos.

Los hábitos alimentarios saludables adquiridos en la infancia tienden a perdurar en la vida adulta. Por lo tanto, con una alimentación nutritiva en el hogar, se está brindando a cada miembro de la familia la oportunidad de disfrutar de una vida más saludable y activa el resto de su vida.

¿Quieres saber más sobre la nutrición familiar y cómo puede ayudarte a mejorar tu salud y bienestar?

 

En la nutrición familiar, también es crucial abordar la importancia de limitar el consumo de alimentos procesados, ricos en azúcares agregados y grasas saturadas. Fomentar la hidratación adecuada con agua y limitar las bebidas azucaradas es otro aspecto a tener en cuenta


A partir de los dos años, los niños pueden incorporarse a la alimentación adulta. Eso sí, adaptando la cantidad y la proporción, pero los ingredientes serán los mismos.

Los hábitos alimentarios saludables adquiridos en la infancia tienden a perdurar en la vida adulta. Por lo tanto, con una alimentación nutritiva en el hogar, se está brindando a cada miembro de la familia la oportunidad de disfrutar de una vida más saludable y activa el resto de su vida. 

 

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